Crónicas de
la peste (3)
No estamos en guerra
Por Sergio
Sinay
En la sociedad en que vivimos se naturalizó el
lenguaje bélico. Estamos siempre en guerra. Contra el miedo, contra el cáncer, contra
el hambre, contra la obesidad, contra la edad, contra el desempleo, contra el
refugiado, contra el insomnio, contra la ansiedad, contra la inflación. Contra
lo que sea. Ese lenguaje lo usan todos. Gobernantes, científicos,
publicitarios, políticos, y los ciudadanos rasos. Todos. Parece que no podemos
vivir sin un enemigo. Y que no concebimos la solidaridad, la cooperación, la
compasión o el amor si no es uniéndonos para ese combate. Siempre tiene que
haber algo o alguien enfrente, algo o alguien que nos amenaza. Lo peor es que
la mayoría de esas guerras son contra fantasmas. Y las perdemos. Pero no aflojamos,
seguimos declarándonos en guerra.
Ahora es contra el coronavirus.
Pero no. No estamos en guerra. Terminemos con esa
estupidez que solo sirve para crear paranoias y paranoicos, sospechados y
sospechosos, enemigos imaginarios, fantasmas. Y además es una falta de respeto
a quienes viven o vivieron guerras reales, con bombas destruyendo sus hogares,
confinados en campos de exterminio, huyendo sin destino, carentes de alimentos,
presas del horror. No estamos en guerra. Nadie bombardea nuestras casas,
salimos a hacer compras, tenemos internet, cable, nos conectamos (no quiero
decir comunicamos) con amigos y familiares. ¿Qué guerra? Apareció un virus que
demostró hasta qué punto un mundo de industrias, mercados y gobiernos que viven
de negocios como las armas, la enfermedad, el lujo, el turismo depredador, la
destrucción ecológica y el consumo desenfrenado habían descuidado la salud y la
vida. Esos mismos gobernantes irresponsables desenvainan ahora, una vez más, el
lenguaje bélico. Ellos, los cobardes que cuando declaran guerras verdaderas
mandan a otros a morir en los frentes.
No estamos en guerra. La inmensa mayoría de
nosotros (salvo las honrosas y dolorosas excepciones de quienes sobrevivieron a
guerras verdaderas) no tiene la menor idea de lo que es una guerra. Solo la vio
en películas. Entonces, paremos la mano. No estamos en guerra, ni somos héroes.
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