jueves, 28 de diciembre de 2023

MÁS ALLÁ DE LO CONOCIDO

 MÁS ALLÁ DE LO CONOCIDO

por Sergio Sinay



Estamos como el astronauta David Borman (interpretado por Keir Dullea) en el alucinante tramo final de “2001, odisea del espacio”, obra maestra del inglés Stanley Kubrick, película que, desde su estreno, en 1968, se abre a significados cada día más amplios y profundos. En ese punto del film Borman está solo ante lo desconocido. Su compañero, Frank Poole, ha muerto asesinado por Hal 9000, la supercomputadora de la nave, que se rebela contra los humanos. Borman la desconecta, la misión llega a su objetivo, Júpiter, pero no se detiene, y ahora va, como reza un subtítulo de la película, más allá del infinito, en donde Borman, quizás el último humano o acaso el primero de una nueva especie, se topará con la revelación de ancestrales misterios existenciales, solo para enfrentarse a otros, nuevos, innombrables.

Así empieza 2024 para nosotros, habitantes de esta Argentina. Vamos más allá del infinito, viviendo una experiencia sin antecedentes locales. Enfrentados a lo desconocido. No hay especialistas en lo desconocido, porque nunca ocurrió. Sin embargo, muchos pretenden conocerlo y lo vaticinan, para bien o para mal. Los que profetizan lo peor parecen gozar con ello, como adictos al morbo. Otros se esperanzan. Otros temen. Otros niegan, se enfurecen, despotrican. ¿Pero por qué no esperar? ¿Por qué no fluir con los hechos, abiertos al acontecer? ¿Por qué no permitirse no saber? Simplemente no saber. Esperar no es ni aprobar ni apoyar. Es admitir que no se sabe.

Sí sabemos de dónde venimos. De la corrupción más abyecta, de la indignidad más obscena, del apagón moral más oscuro. Cualquier chispa de luz encandila cuando se viene de ahí. Entonces, quizás se trate de esperar, no adelantarse, pensar (un ejercicio despreciado, remplazado por la reacción amigdalina, prejuiciosa, que abre atajos sin salida). Esperar, acompasar, contemplar. La contemplación consiste, dice el pensador inglés John Gray, en observar sin interpretar. Y, de paso, volver a ver “2001, odisea del espacio”, esa joya que abre horizontes en mentes y corazones.