Crónicas de
la peste (2)
Atender necesidades, eliminar deseos
Por
Sergio Sinay
Salimos poco (o nada, según el caso). Gastamos
poco (lo necesario para comer, algún medicamento imprescindible). Usamos ropa
de entrecasa y lavamos menos. No gastamos en combustible, en salidas a comer
afuera, en antojos que se nos despiertan al pasar por una vidriera o un kiosco.
De pronto descubrimos una verdad elemental y vieja como la especie. Las
necesidades humanas son pocas: alimento, techo, abrigo, agua, reconocimiento,
pertenencia, amor, realización. Las de la pirámide que diseñó sabiamente el
terapeuta existencial Abraham Maslow (1908-1970) a mediados de los años 40.
Una necesidad es algo que no puede ser
desatendido, si no es a altos costos individuales o sociales, psíquicos,
emocionales y físicos. Lo demás son deseos. Las necesidades verdaderas son
pocas. Los deseos son miles, millones. Vivimos en un mundo en el que, como a
animales de laboratorio, se nos incita a desear haciendo pasar perversamente deseos
por necesidades. Animales amaestrados para el consumo. Como los perros de
Pavlov, siempre listos para responder al estímulo publicitario y
marketinero.
Quizás aprendamos a vivir
con menos, con lo necesario, y a estar más disponibles para lo importante.
Tenemos muchos días por delante para desintoxicarnos de consumismo y para
revisar nuestras verdaderas necesidades y tirar al inodoro los deseos banales,
superfluos, tóxicos. O podemos sufrir síndrome de abstinencia, desesperación
por no poder saciar deseos, esperar el fin de la pandemia para volver a lo
mismo. Son elecciones personales. Cada uno dirá.
Excelente, gracias Lic., siempre sus palabras invitan a la reflexión!
ResponderBorrar