Crónicas de
la peste (6)
Cuidado con el cuidado
Por Sergio
Sinay
En la calle, fuera de casa, las miradas se han
vuelto huidizas. Los cuerpos esquivos. Detrás de los barbijos, los gestos son
ceñudos. Salís lo estrictamente necesario, te cruzás con alguien, otro peatón,
amagás una sonrisa, una pequeña celebración de ese encuentro fugaz entre
desconocidos, y la mirada de la otra persona te esquiva, su cuerpo se aleja,
como si aun ese efímero cruce fuera peligroso y resultara necesaria una lejanía
de un par de metros como mínimo. Las colas ante los comercios son silenciosas. Parecen
antesalas de quién sabe qué tormentos. Sobrevuela el temor de hablar con ese prójimo
próximo, acaso previendo que la palabra sea portadora del flagelo.
Cuidémonos, sí. Es necesario. Pero no nos cuidemos
del otro. Cuidémonos con el otro, fortaleciendo las redes visibles e invisibles,
sutiles y explícitas, ocasionales y cotidianas que nos hacen parte de un mismo
todo. Si empezamos a temer a nuestro congénere, si nos convertimos todos en
sospechosos, solo lograremos quedar aislados, desconocernos. Así estábamos, en
buena medida, antes de la pandemia. Con una falsa ilusión de contacto, que solo
era conexión fantasmagórica en un universo de pantallas, de imágenes trucadas,
de escenarios irreales. Así estábamos. Convertidos en seres virtuales. Así veníamos
aprendiendo a desconocernos. Por eso, acaso, hoy resulta tan fácil desconfiar,
eludir, evadir.
Cuidémonos con el otro. Mirándonos. Saludándonos. Sonriéndonos.
Hablándonos. Escuchándonos. Cuidémonos del virus. No del prójimo. No sea que,
al final de esta historia llena de absurdos, ya no sepamos reencontrarnos.
Totalmente de acuerdo , así estamos viviendo hoy en todo los lugares.
ResponderBorrar👏👏👏
ResponderBorrarcuidemonos
ResponderBorrarExcelente...yo creo que esta pandemia viene a acentuar algo que esta pasando hace tiempo en la sociedad, tanto argentina como mundial, como es este " individualismo" tam salvaje si se quiere al cual nos vemos immersos cada día más...yo lo veo en los jóvenes..tengo una hija de 22 y otra de 16...importa el yo, hay que preservarse del otro a toda costa...no hay que sufrir y eso nos está llevando a encerrarnos en nosotros mismo cada vez más.
ResponderBorrarAsí sería lo mejor y con respeto,sin temores,el otro no es tu enemigo, es tu otro yo.
ResponderBorrarTiempos en los que sale a relucir las luces y las sombras... sumo también "cuidado con tomar las ideas de otros como propias".
ResponderBorrarComparto totalmente tu sentir, la distancia, exclusión y aislamiento sugerido no es la mejor opción o interpretación de la gente.
ResponderBorrarVamos replanteando esta situación.
Gracias por escribir como lo haces Sergio.