Hora de puentes y no de grietas
Por
Sergio Sinay
Las elecciones presidenciales del 27 de octubre de 2019 abren un desafío crucial no solo al nuevo gobierno y la nueva oposición, sino a toda la sociedad
El tiempo, los acontecimientos y las conductas
dirán si las elecciones del 27 de octubre de 2019 dejaron una tajante
profundización de la grieta que hiere malamente a la sociedad argentina desde
mucho antes de los años de este siglo, aunque con especial encono en la década
reciente, o si, por el contrario, los porcentajes de esta elección señalan la
posibilidad de una suerte de bipartidismo (aunque paradójicamente sin partidos
reales) en el cual la representatividad de dos grandes y significativos
sectores de esa sociedad encuentren quien refleje sus necesidades y anhelos y
quien sea capaz de negociar las diferencias hasta encontrar, entre el blanco y
el negro excluyentes, un tono de gris integrador y prioritario.
Buena parte de los discursos de anoche, despojados
de antiguos y clásicos resentimientos y de hirientes triunfalismos, para los
que no había lugar, más la inédita invitación del presidente a su sucesor para
un desayuno de trabajo en el día después, podrían ser síntomas que alienten a
esperar la segunda posibilidad, entre las mencionadas al comienzo de esta
columna. Pero se sabe que esto es Argentina y que aquí la volubilidad del clima
político y social es aún mayor que en la alta montaña. Lo cierto es que quien
ganó no tendrá margen para aventuras autoritarias ni para derroches
asistenciales, clientelistas o populistas como los que lleva en su ADN, ni para
ejercicios autoritarios a piacere, y quien perdió tendrá la seria
responsabilidad, transmitida por sus votantes, de aprender y ejercer aquello
que siempre despreció y a lo que siempre se negó por causa de un optimismo
infantil y de una soberbia ciega: la política, el arte de reconocer y articular
diferencias, argumentando con solidez y buena fe. Convertido ahora en oposición
ya no podrá canalizar rechazos viscerales alimentándolos con promesas
incomprobables ni con certidumbres banales, como lo hizo en 2015 para alcanzar
el triunfo. Es la hora de la madurez o de la desaparición.
Los ganadores podrán cargar las tintas sobre la
herencia recibida (como el gobierno saliente no se atrevió a sincerar en su
momento), pero eso no les proporcionará una confortable luna de miel. La
situación (para la cual ellos araron la tierra del desastre económico y social
que el gobierno de Cambiemos se encargó de sembrar) no da para chicaneos. Y si
de veras saben, según aseguraron, como poner a la Argentina de pie, llegó el
momento de demostrarlo.
Ojalá el resto de los partidos no desaparezca tras
haber jugado a la aventura electoral, como suele ocurrir salvo en el caso de la
izquierda. Porque entre todos, y con sus diferencias, representan a poco mas de
cuatro millones de argentinos, que, en un país serio, no deberían quedar
políticamente huérfanos.
Todo esto se verá, y
se verá pronto, porque no hay tiempo para devaneos ni para desatinos.
Todo esto se verá, y se verá pronto, porque no hay
tiempo para devaneos ni para desatinos. Pero no todo dependerá de gobernantes, de
opositores y de alternativos. La sociedad en su conjunto tiene un importante
papel para jugar con madurez o para desvirtuar con una ya clásica conducta
adolescente, hecha de pensamiento mágico, de intolerancia hacia el que piensa o
es diferente, de conductas tribales en donde solo importa uno y los suyos y, a
pesar del careteo con la solidaridad, esta solo se aplica a los propios y se le
niega, junto con la empatía, a “ellos”, los “otros”. En lo que viene no habrá
actores de reparto. Todos juntos (palabras tan usadas y vaciadas de
significado real hasta ahora) deberemos decir, más con las conductas que con
las palabras, si empieza un tiempo de articulación de lo distinto orientada al
bien común, o si el 27 de octubre de 2019 es la fecha en que la grieta se hizo
tan profunda que caímos en ella hasta lo más hondo, irreversible y trágico. Ya
no da para grietas. Es tiempo de construir puentes.
Encontré este blog, hoy 31 de Marzo. Esta transcurriendo la pandemia, espero que ella haga desparecer la maldita grieta!
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