viernes, 15 de enero de 2016

Víctor Hugo: un micrófono no es una herramienta inocente, ¿ta?
Por Sergio Sinay

Este texto fue publicado en El Observador, de Perfil, el 20 de abril de 1984 y 32 años más tarde parece confirmar que cada quien es siempre fiel a su naturaleza




En el número 20 de El Observador mi colega, compañero y amigo Hugo Asch expresó lo que sentimos la mayoría de los hinchas de fútbol: su repugnancia ante esos energúmenos infrahumanos y descerebrados que integran las barras bravas. Tras aclarar que el relator Víctor Hugo Morales le merece el mayor de los respetos, Hugo Asch recriminó (con sobriedad y altura) a Morales por haber brindado durante cuarenta minutos el micrófono a miembros de la barra brava de Racing (club al que Asch debe tantas tristezas y alegrías). El argumento de Asch: no se debería dar un foro a quienes, con
su violencia, han convertido al fútbol en un campo de batalla y de muerte.
El sábado 14 de abril Víctor Hugo Morales, por radio, al finalizar la transmisión de Racing-Lanús, acometió contra Asch tratándolo de fascista y dijo que esas cosas se escriben por obligación, para dejar contentos a quienes pagan y por la necesidad de hacer un bolo y ganar unos pesitos.
Me consta que Hugo Asch escribió en absoluta libertad y que su nota responde a lo que él -y los auténticos hinchas de fútbol- sentimos: miedo, desprotección, indignación. No sé qué tipo de periodistas frecuenta el señor Morales. Sé quién es Asch y sé quiénes somos los que nos creemos libres de expresar lo que pensamos sin obligación de obedecer a "quien paga". El bolo por lo demás, existe en el mundo de la farándula, pero no en el ambiente de trabajo que frecuenta Asch. La palabra bolo no forma parte de nuestro lenguaje.
Otra cosa que me consta -no sólo a mí, la historia abunda en pruebas- es que los medios masivos pueden, sí, apuntalar el fascismo. Si por un micrófono uno trata de fascista a alguien que simplemente no coincide con uno, puede llegar a hacer creer que ese alguien es fascista (sobre todo si no se aclaran los términos). Ya lo decía Goebbels, ministro de Propaganda de Hitler: una mentira, repetida cien veces y amplificada, se convierte en verdad. Un micrófono no es una herramienta inocente. La palabra, tampoco. La conjunción de ambos exige prudencia, sensatez, responsabilidad, sentido común. Un micrófono no debería ponerse al servicio de delincuentes. Y en las barras bravas hay asesinos, depredadores, ladrones y gran variedad de delincuentes.
El señor Morales dijo el sábado que, al hablar con los componentes de esas barras, descubrió que son "seres como nosotros". Me permito disentir. Si "nosotros" somos los miembros de la comunidad que trabajamos, ansiamos la paz y queremos ir sin miedo a una cancha, somos muchos miles los que tenemos derecho a pedirle al señor Morales (aunque nos crea fascistas) que no nos incluya en ese plural "nosotros". Yo, que voy los domingas a ver a Ríver, que amo el fútbol, que lo veo, lo discuto y lo juego, no me siento igual a un delincuente.
Y, de paso, tampoco entiendo por qué el señor Roberto Marcos Saporiti (DT de Argentinos Juniors) es detenido, incomunicado y procesado luego del partido Ríver-Argentinos Juniors por el solo hecho de haber intentado que sus jugadores no se quejaran como desaforados ante el árbitro luego de un gol que consideraban injusto, mientras los delincuentes de las barras bravas roban, destruyen y hasta matan sin ser detenidos, o siendo liberados a las pocas horas para ser recibidos como héroes por sus pares. No hace falta profundizar mucho en el tema para comprender que aquí hay algo que funciona mal.            Y todo esto lo digo no porque me moleste el éxito del señor Morales (con cierta soberbia, en ese programa los componentes del equipo atribuyen cualquier crítica a la envidia). Al contrario, creo que con su presencia Morales desbarató el totalitarismo que existía en el ámbito del relato deportivo y lo hizo en contra de quienes habían convertido a esta especialidad periodística en una deleznable cobertura del proceso. Pero justamente, si hay algo que la mentalidad autoritaria no entiende es que se pueda disentir sin descalificar y coincidir sin endiosar.


6 comentarios:

  1. Excelente el blog. Solo un detalle: se podría leer mucho mejor si le quitaras ese fondo a los textos. Gracias por permitir expresarme.

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    1. Ufa! Donde publiqué mi comentario había un montón de cuadritos con imágenes que dificultaban la lectura. No entiendo nada.

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  2. Un manantial de agua para los que tenemos sed de pensamiento crítico. El blog tiene un diseño pintoresco y original! Abrazo Sergio.

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  3. Un manantial de agua para los que tenemos sed de pensamiento crítico. El blog tiene un diseño pintoresco y original! Abrazo Sergio.

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  4. Lo tuyo es excelente. Todo este caso me remite a un dicho brasileño: A la mierda, no revolverla ni con cuchara de oro... Un fuerte abrazo y te sigo en La Nación.

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  5. Un artículo excelente!!!! Coincido con lo del fondo, dificulta un poco la lectura

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