martes, 17 de agosto de 2021

 

Reflexión de la semana

Lo imperdonable

Por Sergio Sinay





 

Mucho se habló esta semana de pedir perdón. Quien se supone que debía pedirlo, no lo hizo. Encontró uno y mil subterfugios para evadir esa palabra, desde usar a su propia mujer como escudo humano hasta tratar de miserables a quienes lo enfrentaban con la consecuencia de sus acciones. “No ocultamos nada”, dijo después de haber escondido durante más de un año la acción que terminó de definir lo que sus palabras y sus actos ya venían denunciando. Que la mentira, la tergiversación y la deslealtad son normas en su conducta.

Que se pida perdón no significa que este sea otorgado. Sin perdón, dice Hanna Arendt en La condición humana, las relaciones humanas serían imposibles, quedarían estancadas en las consecuencias de un acto. Pero, señala la filósofa alemana, no hay acto por pequeño que sea que no tenga consecuencias. Y afirma que no se perdona lo que no se puede castigar, y no se puede castigar lo imperdonable. Cuando hubo tanta muerte, tanta mentira y tanta perversión pedir perdón sería una hipocresía más. Y ni aun así lo pidió.

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