viernes, 13 de marzo de 2020


Virus y estupidez
Por Sergio Sinay

Quizás el pequeño microorganismo que siembra terror pueda también ayudarnos a pensar y a revisar algunas cuestiones que tenemos postergadas.




Un virus no habla, pero puede ayudar a pensar.
Pienso que el planeta no está en peligro. Existió antes que los humanos y seguirá existiendo. En todo caso es la Humanidad la que está en peligro por mérito propio. Y desde hace rato. El planeta se las arregló y se las arreglará sin humanos.
Pienso que la Naturaleza, así como la vida, no es buena ni mala. No es moral. No es rencorosa. ES. Por lo tanto, el virus no es una venganza de la Naturaleza por lo que le “hacemos”. El virus es solo un revelador de la estupidez humana.
Pienso, como dice el gran historiador y economista italiano Carlo Cipolla (1922-2000) en su imperdible Las leyes fundamentales de la estupidez humana, que el estúpido se reconoce porque daña y se daña. Estudios serios muestran que cada vez más virus que vivían fuera del organismo humano se están mudando a nuestros cuerpos debido a la deforestación masiva y a otras destructivas estupideces humanas producto de la ambición, de la avaricia, del egoísmo, de la voracidad materialista. Al perder sus hábitats naturales (especies vegetales y animales en extinción por la acción humana) los virus mutan y se mudan. Somos su nueva casa.
Pienso que todo lo anterior no es una “venganza” del virus. Como nosotros, y como cualquier organismo vivo, el virus quiere vivir y busca en dónde. Estúpidamente nos ofrecemos como hábitat.
Pienso que los antiguos griegos eran indudablemente sabios. Nada nuevo hay desde ellos. En su mitología y su filosofía está todo. Hablaron hace 25 siglos de la Hybris. Esto es el pecado de soberbia. Y de la Némesis, consecuente castigo que recibe la Hybris. Se referían a la soberbia de los humanos al creerse dioses.  Y al castigo conque los dioses verdaderos los ponían en su lugar.
Pienso que nunca como en estos tiempos de desmedida euforia tecnológica, científica, económica y consumista la Humanidad había alcanzado semejante grado de soberbia, semejante pretensión de ser dioses. Y ahí está su némesis bajo la forma de un invisible microorganismo. Que se llama, además, Coronavirus. Es decir, es él quien lleva la corona y no los soberbios que se creyeron dioses. Cruel ironía, creerse tan fuertes e indestructibles y ser tan débiles y frágiles.
Pienso que después del virus algunos habrán recapacitado sobre cómo vivimos, cómo nos vinculamos, cómo nos venimos desentendiendo del otro, como venimos creando paraísos artificiales en los que reina el egoísmo, la voracidad consumista, la indiferencia. 
Y pienso que muchos más, acaso la mayoría, olvidarán rápidamente la histeria y la paranoia que los llevó a actuar de maneras ridículas y patéticas, a dejar de pensar, a decir y difundir gansadas, a tomar medidas insensatas, a mostrar su incapacidad de gobernar o de gestionar, y regresarán, desmemoriados, a la estupidez de cada día. Hasta el próximo virus.

4 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo. El Coronavirus afecta la capacidad de pensamiento crítico y entonces reina la estupidez.

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  2. Me gustan tus reflexiones, pero te cuento que desde hace un tiempo, cuando leo "estudios serios" y no el nombre de la institución que los realiza, todo pierde validez en mi cabeza. Me volví incrédula a las estadísticas y estudios que no puedo chequear.

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