lunes, 22 de octubre de 2018


“LA HORA DE CLASE”, O LA EDUCACIÓN COMO UN ACTO DE AMOR

Por Sergio Sinay





A quienes sientan preocupación por el sentido real y profundo de la educación y piensen que esta va mucho más allá de la simple transmisión de información pre masticada y pre digerida, y también más allá de “actualizaciones” formales, superficiales y sin valor trascendente, como llenar las escuelas de computadoras o confundir el uso de celular con un adelanto educativo, les recomiendo enfáticamente la lectura de “La hora de clase”. El autor de este ensayo es el psicoanalista italiano Massimo Recalcati, que a su vez es también docente universitario.
Recalcati rescata la razón de ser de la educación, pone el acento en el valor que tiene en ella el vínculo humano, avanza con sólidos argumentos contra los experimentos tecnocráticos y burocráticos que vacían a la educación de toda trascendencia y la reducen a la simple producción de estadísticas oficiales o de mano de obra para las necesidades del mercado (esto se esconde detrás de esa falacia llamada “sociedad del conocimiento”).
Básicamente, demuestra este autor, la educación empieza en alguien que ama lo que enseña y que ama a aquel a quien enseña. Este amor se traduce en actos cotidianos durante la experiencia compartida. Y revierte en el amor del alumno al docente. Pero no se trata de amar al docente (aunque esto vale), sino a lo que este enseña, es decir a aquello que va a dejar en el alumno como herramienta para la vida. Por todo esto, dice Recalcati, cada hora de clase tiene un valor incalculable y lo que ocurre en ella, entre personas presentes, sin estériles y vacuas mediaciones tecnológicas, es una experiencia única e intransferible.
Recalcati fundamenta sus ideas con argumentos claros, sólidos y expuestos con un lenguaje de una belleza conmovedora. Y culmina el libro (breve y sustancioso) con una emocionante evocación de la maestra que lo rescató de su destino de pésimo estudiante y no solo lo apasionó por la posibilidad de aprender, sino que lo ayudó a ser una mejor persona.