Sergio
Sinay y la novela negra
como
escenario existencial
Alejandro
C. Tarruella
Prólogo de la novela "Morir en Offside")
Los personajes de la novela negra
parecen muchas veces,
extraidos de una historia reciente,
cercana, inevitable, que
arrancamos de la misma e impiadosa
realidad. Es habitual
luego, situar al genero como
esencialmente anticapitalista y
en la actualidad, caido el muro de
Berlin y la trama de pensamiento
que como una madeja invisible lo
envolvia, se podria
decir que es anticapitalista en la
tragedia de estar encerrados
en su lenguaje, sus trampas que
incluyen el imposible de no
poder salir de sus garras.
Felipe Rafaelli, el detective
argentino hundido en Broadway,
parece moverse en esa perspectiva.
Busca en cada caso
una respuesta cuya pregunta nunca
acaba de formularse, y
dibuja un rompecabezas que jamas
cerrara definitivamente
porque las piezas no encajan sino de
modo precario y abierto,
y asi a una incognita la continua un
suceso. Tal vez por esto,
abre en cada busqueda la propia, la
inevitable y entonces, en
“Morir en offside”, se introduce en el mundo del futbol porque
hace a su universo de intimidad, del
cual jamas se puede
huir. No en la dinamica de lo
impensado, como lo definia
Dante Panzeri, sino en la superficie
oscura de los negocios
que reflejan a una repetida vuelta de
tuerca que revela los rincones
sin fe de las corporaciones.
Tango,
amistad, traición
De pronto, el tango y la amistad entre
los hombres, aparecen
como el ultimo recurso al que se puede
apelar, y juega en
la noche de las revelaciones, se mete
a hurgar en la logica de
urdimbres siniestras de donde
regresara hasta reencontrarse
con los fantasmas de la dictadura que
asolo al pais, determinante
en su destino. Pero ya no es la
dictadura solamente,
es con gravedad, incluso, “parte de uno mismo” a la hora de
revolverse en las miserias, los
desencuentros y los pequenos
espacios donde es posible descansar de
la tragedia de una
generacion. Un poco de amor revela que
existe la pausa, la
misma del y de pronto elude la rutina
endemoniada de los
negocios turbios y sus conjeturas. En
esos desencuentros, hallara
que la traicion es un punto del camino
que tal vez faltaba
trajinar como una pulsion de locura
que lo devuelve a Buenos
Aires y lo acerca a la muerte.
Es cierta la globalizacion, el sentido
de agonia que recrea
los escenarios de los ajustes
latinoamericanos de estas decadas,
alli Rafaelli no discrepa con Archer o
incluso Pepe Carvalho
cuando, a veces sin percibirlo, se
demuelen en la impronta de
un sistema que no cree en lagrimas. Es
mas, puede como ellos,
descubrir que no hay inocencia que
escape a una bala o pueda
discurrir con un fragmento de plomo en
una calle perdida de
un barrio sin nombre. Las semejanzas
son apenas una muestra
de la complicidad de los pasos comunes
de los hombres
sobre el planeta. Y si el futbol ahora
traiciona y no teje en
las fintas de un centrojas, queda el
tango, que hiere pero no
entrega. Es imposible desterrar el
tango de la trama que urde
Sinay de Broadway a Buenos Aires, sin
dejar de pasar por un
estadio de futbol, al que redescubre
en un genero al que el
deporte rehuia aunque era es parte de
su geografia lastimera.
El escritor hace su juego en la
historia, deja senas como
quien abandona una huella para sentir
la adrenalina de la
propia existencia a sus espaldas. No
es un dato central pero
recorre como un fantasma de ausencia
la trama y del mismo
modo,
el lector puede sentir latidos comunes. Como Didier
Daeninckx,
el escritor belga que desnudo en una trama insolente,
los
asesinatos de argelinos en Paris del 17 de octubre
de
1961 en “Asesinatos archivados”,
que dio lugar al celebre
manifiesto
de Jean Paul Sartre que llevo a la carcel a decenas
de
intelectuales y artistas, el escritor parece revelar un mundo
que
le repele. En todo caso, como si en realidad Sinay, de
paso,
realizara una autopsia de la sociedad en la que navega, lo
suyo
remite tambien a la sorpresa de Gilles Deleuze, cuando
en
1967 ensayaba decir, no sin cierto grado de certeza, que
“La novela negra francesa es la
combinacion de los negocios,
la
politica y el crimen”. En este caso, Sinay pudo bien
haber
tomado
un cafe en Buenos Aires con el filosofo, para luego no
desatender
sus consejos. De manera que al tramar su novela,
hurgara
en imagenes y gestos de olvido de una historia que
lo
hiere y le devuelve escenas de las que pretende despojarse.
Luego,
como Leo Malet y su Leo Burma en la novela negra
francesa,
haya creado un personaje de detective privado, como
lo
haria luego Paco Ignacio Taibo al dar a luz a Hector Belascoaran,
con
gestos nacionales al sur de la historia: Felipe
Rafaelli.
El arte y su sombra
Sinay
es responsable de estas sombras. Si el lector se entromete
puede
alcanzar la dimension de un observador critico,
cuestionador
que a su vez, presiente que al llegar al final
de
“Morir en offside”, encuentre
un instante de sosiego, una
mueca
de sexo estridente sobre la que descanse ese beneficio
no
explicito del arte cuando comprende una suma integral,
una
dramaturgia irreverente de las acciones humanas. De eso
se
trata, y tal vez asi, haya descubierto el escritor, sin proponerselo,
que
el genero tiene otros ambitos y por supuesto,
otros
ruidos, para compartir con su lector.
Hola, hace unos treinta años lei una novela tuya, no recuerdo el nombre pero recuerdo el impacto que me produjo. Soy lectora de novela negra desde entonces y queria pedirte una lista de los titulos de tus libros o una referencia para buscarlos. Mil gracias por tus textos y por la continuidad de los mismos!
ResponderBorrarahhhh si ahora encontré que esa novela era Sombras de Broadway! Vivo en Barcelona intentaré encontrar tus publicaciones por aqui. Gracias otra vez!
ResponderBorrarGracias, Bear3, por tu comentario. Mis novelas son las siguientes: "Ni un dólar partido por la mitad", "Sombras de BRoadway", "Dale campeón", "ES peligroso escribir de noche", "Noruega te mata" y "Morir en offisde". En esta última reaparece el protagonista de "Sombras de Broadway".
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